Carta a mi hermosa Camila.

 

Carta a mi hermosa Camila.


 

Recuerdo como si fuera ayer tu nacimiento, recuerdo clarito ver abrirse las puertas al final de un pasillo en un hospital, allá venias tú, cargada por una enfermera que te llevaba a los cuneros para limpiarte, aun tenías rastros de placenta y sangre, la enfermera te volteó antes de entrar a los cuneros, sé perfectamente que tú no veías, pero me viste, tu mirada era la de alguien a quien acababan de despertar, nunca antes de eso había visto algo tan hermoso, yo quedé perdidamente enamorado de ti.

Luego te pusieron en los cuneros, no me dejaban entrar, pero abrieron las cortinas y ya estabas tú a lado de otros bebés, sin embargo, tú eras la más hermosa y la más grande, tus cachetes eran exactamente igual a dos duraznos maduros, parecía que tenías 2 meses de nacida a lado de los demás bebés. Después de un rato me dejaron entrar a verte, olías al cielo, pesabas bastante, yo quería morderte los cachetes, abrazarte fuerte, meterte en una burbuja y que nada te pasara, quería fundir tu corazón con el mío y nunca separarlo, nunca antes sentí nada igual, para mí, Dios manifestaba su bondad infinita a través de ti.

Esa noche dormiste en mi panza, como muchas noches después, solamente llorabas por hambre, yo que era inexperto, no sabía qué hacer, tus manitas tocaron desde el primer día mi alma, cada caricia tuya, cada movimiento, cada sonrisa, cada balbuceo me hicieron siempre sentir la presencia divina en mi vida a través de ti, algún día sabrás de lo que hablo.

Hoy casi 15 años después, cuando te veo andar, con esa hermosura tuya, con ese desparpajo, con esa frescura de tu edad, me asombra que me ha parecido un parpadeo desde aquel 18 de septiembre, para mi tú sigues siendo la bebé que me vio en aquella sala de espera del hospital, sigo teniendo las mismas ganas de abrazarte y nunca soltarte, mi alma sigue sonriendo al verte andar, al verte crecer. Sé que no he sido el mejor padre, pero si de algo puedes estar segura, es de todo el amor que siento por ti. Nadie nos enseña a ser padres, así como nadie nos enseña a ser hijos, yo solamente sé quererte, y tal vez se quererte de una manera en la que no te sirve mucho, pero te quiero.

Cada vez que tengas miedo, que no te sientas bien, que no entiendas nada de lo que te pasa, cuando nada tenga sentido, háblame, yo estaré allí para ti, tal vez no pueda hacer nada más que abrazarte y esperar a que te sientas mejor o tal vez pueda hacerte reír, en el peor de los casos tal vez llore contigo hasta sacar todo lo que nos apachurra el corazón y luego de eso vayamos a comer algo rico, algo que nos guste a los dos, tal vez mucho helado, tal vez algún postre delicioso, no lo sé.

Para mí siempre serás ese hermoso angelito que abrazó fuerte mi alma atormentada, te ofrezco mi corazón a cambio, te ofrezco siempre mi pecho para cuando quieras recostarte un rato, te ofrezco pararme a tu lado a velar tus sueños, te ofrezco sentarme a espantar tus demonios y fantasmas o por lo menos tratar de negociar con ellos una tregua que te permita agarrar fuerzas para seguir siendo esa luz que alumbra la vida de las personas que te rodean. Yo te ofrezco mi corazón y todo mi amor eternamente.

Gracias por ser y existir. La vida es solo un parpadeo, disfruta desde tu presente todo lo que esta te ofrece.

 

Tu Papa que te ama.

Comentarios

  1. Hermosa carta para tu nena, las bellas palabras que llevan la tinta del gran amor que sientes y vive dentro ti, al amar el regalo tan preciado que Dios te ha permitido, el de ser padre de una linda y bella hija, muchas felicidades por este cumpleaños, Dios provea de mucho amor, armonía, comunicación y paz en su hogar en sus vidas, abrazos de luz a distancia, gracias por compartir tan bellos sentimientos. Felicidades Camila.

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