El dolor de no poder acompañar el duelo
Al inicio de esta pandemia nadie sabia en realidad lo que nos esperaba, a lo largo de ya casi un año hemos visto por todos lados gente que muere, vemos gente querida y cercana que desaparece, uno se queda sin saber que decir o hacer, en condiciones normales, solamente el acompañamiento a los deudos era una posible forma de ayudar a sobrellevar el duelo de perder un ser querido, ahora ni siquiera eso podemos hacer.
No hay consuelo posible, no hay duelo
conocido para estos tiempos, los familiares y los amigos no hemos podido hacer
el papel que nos correspondería en situaciones normales, algo se va anidando
dentro de nosotros, algo no alcanza a salir y manifestarse, nosotros los que
habitualmente nos abrazamos a la mínima ocasión y sobre todo que nos abrazamos
cuando hay dolor, hoy no lo podemos hacer.
Saber que todos estamos en la fila de
espera en el camino de la vida hacia la muerte es algo en lo que pocas veces
reparamos, ahora sé que en dicha fila no hay un orden especifico, sobre todo en
estos tiempos en que la muerte acecha por todas partes, voces y recuerdos
retumban en mi mente, energías que ya no están físicamente, anécdotas, imágenes
que se escurren a la memoria, compendio de sentimientos que no se pueden
nombrar.
Duele no poder acompañar a los
amigos, duele no poder acompañar a la familia, solo queda abrazar a los que están
cerca, a los que no ponemos en peligro, consolar nuestra mortalidad, consolar
nuestros duelos no manifestados, consolar lo inconsolable de una perdida.
Abrazo con el alma a mi familia y a
mis amigos que han sufrido el dolor de perder a alguien, aunque no les sirva,
aunque no ayude en nada. Los abrazo a la distancia, esperando el momento de
poder hacerlo como antes.
Muy cierto, solo permanece la esperanza
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